sábado, 24 de septiembre de 2011

No siempre hay control.

Si pudiéramos ver el control en un anuncio de televisión seguramente tendría la leyenda de “Todo con medida.” Tanto la falta como el exceso de control son pésimos en nuestra vida. 
Da risa cuando te matas organizando tus horas y minutos del día para que todo salga perfecto, lo tienes en tu mente, es más incluso “ya te viste”, en tu mente puedes escuchar tu voz diciendo “Mañana... Me paró a las 5:15, me meto a bañar en 5 minutos, luego salgo me cambio...” continuado por una serie de instrucciones tan exactas que crees que no hay margen de error; Pero todos sabemos que siempre hay un margen de error y que lo más probable es que ese día aplique la Ley de Murphy a tu vida y desde el comienzo todo salga fuera de lo planeado, te pasarán cosas como que tu despertador se apague o que no haya gas, cierren una calle o cualquier otra situación que ya queda fuera de nuestro control. Pero que impotencia, que horror, esos días donde parece que alguien juega contigo y tu mente. 
La falta de control produce muchos sentimiento y creo que ninguno es positivo, a todos nos gusta saber que sigue y poder manejar una situación, para que las cosas se queden como queremos; Ayer estuve en una situación en la que yo no tenía ningún control, y que desesperación ver que quienes en realidad pueden tener algo de control, no utilizan su “autoridad” para nada, pues creo que no están consientes de que tienen. 
Pero también hay veces que creemos que tenemos todo bajo control, esto es mentirnos, pues nunca podremos controlar tantas variables y esto se vuelve menos probable cuando para realizar nuestros planes tenemos más personas involucradas, pues no podemos sincronizar a todos para que las cosas salgan como queramos, y ahí es cuando nos enojamos, porque las cosas no están saliendo como nos gustaría que salieran.
En fin la falta o el exceso de control siempre cause reacciones distintas, hay gente que se enoje, otros se dejan llevar por la situación, otros nos estresamos y así va variando; Por lo mismo decía “Todo con medida”, hay que entender que no podemos manejar todo, pero tampoco podemos dejar que todo suceda y no hacer nada al respecto. 

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