jueves, 29 de septiembre de 2011

En días como hoy

En días como hoy me doy cuenta de cosas raras que pasan por mi mente, me doy el tiempo de reflexionar sobre ciertas cosas; Pero cuando por fin llego a contestarme alguno de mis eternos cuestionamientos solo surgen una infinita variedad de preguntas sobre el como llegué ahí y luego de ahí que sigue, a veces analizo de más y lo triste es, que no llego a una solución o a una respuesta que en realidad me deja satisfecha. 
Todo comenzó en la mañana, recibí una llamada, la cual en teoría e incluso en práctica, por lo general me pone de muy buen humor; Pero sucede que el día de hoy no fue así. 
Al contrario, la primer llamada me puso de malas, incluso consideré el no contestar, en fin conteste con una cierta indiferencia, que se hizo más notoria después, en una segunda llamada. 
Ya en la segunda llamada, mientras hablaba, no podía dejar de pensar en tantas cosas, la primera de ellas fue el por que no estaba feliz, no encontraba una razón, la segunda fue por que no estaba enojada; La tercera fue cuestionarme sobre mi absoluta indiferencia hacia esto. 
No sentía nada, ni felicidad, ni enojo, ni molestia, ni estrés... absolutamente nada, era como recibir una llamada de alguien “x”.
Mi día continuó de manera normal, llegue a la escuela, fui a clases, estudié... nada fue de lo normal. 
Pero desde ese momento mi cabeza no ha dejado de dar vueltas intentándole dar un sentido a esa extraña sensación de la mañana, que en este momento, no me deja satisfecha, ni contenta... sencillamente no me deja ser.
Mi indiferencia de hoy me llevo a cuestionarme sobre cosas distintas, sobre mi futuro en especial, al cual en este momento no le veo sentido y ya llegué a un punto donde no se que procede, no se que quiero y no se a donde voy, estoy estando por estar... estoy haciendo por hacer. Y esto es de las cosas que más me pueden molestar en general de la gente, por lo que reflexionar hoy todo esto, me llevo a pensar que algo estoy haciendo mal. 

sábado, 24 de septiembre de 2011

No siempre hay control.

Si pudiéramos ver el control en un anuncio de televisión seguramente tendría la leyenda de “Todo con medida.” Tanto la falta como el exceso de control son pésimos en nuestra vida. 
Da risa cuando te matas organizando tus horas y minutos del día para que todo salga perfecto, lo tienes en tu mente, es más incluso “ya te viste”, en tu mente puedes escuchar tu voz diciendo “Mañana... Me paró a las 5:15, me meto a bañar en 5 minutos, luego salgo me cambio...” continuado por una serie de instrucciones tan exactas que crees que no hay margen de error; Pero todos sabemos que siempre hay un margen de error y que lo más probable es que ese día aplique la Ley de Murphy a tu vida y desde el comienzo todo salga fuera de lo planeado, te pasarán cosas como que tu despertador se apague o que no haya gas, cierren una calle o cualquier otra situación que ya queda fuera de nuestro control. Pero que impotencia, que horror, esos días donde parece que alguien juega contigo y tu mente. 
La falta de control produce muchos sentimiento y creo que ninguno es positivo, a todos nos gusta saber que sigue y poder manejar una situación, para que las cosas se queden como queremos; Ayer estuve en una situación en la que yo no tenía ningún control, y que desesperación ver que quienes en realidad pueden tener algo de control, no utilizan su “autoridad” para nada, pues creo que no están consientes de que tienen. 
Pero también hay veces que creemos que tenemos todo bajo control, esto es mentirnos, pues nunca podremos controlar tantas variables y esto se vuelve menos probable cuando para realizar nuestros planes tenemos más personas involucradas, pues no podemos sincronizar a todos para que las cosas salgan como queramos, y ahí es cuando nos enojamos, porque las cosas no están saliendo como nos gustaría que salieran.
En fin la falta o el exceso de control siempre cause reacciones distintas, hay gente que se enoje, otros se dejan llevar por la situación, otros nos estresamos y así va variando; Por lo mismo decía “Todo con medida”, hay que entender que no podemos manejar todo, pero tampoco podemos dejar que todo suceda y no hacer nada al respecto. 

jueves, 22 de septiembre de 2011

Que raro es cuando te das cuenta...

Cuando volteas a la vida que ahora tienes y a la que tenías y de repente muchas de las cosas que antes parecían importantes, ahora son cosas tan superfluas... 
Cuando escuchas conversaciones que enserio solo hacen que te des cuenta de que esa etapa rara de tu vida “ya pasó”.
Cuando nuestras necesidades ya no son las mismas, cuando ya no buscamos lo que antes anhelábamos.
Me pasó el fin de semana, el sábado justamente... ese día entendí tantas cosas, entendí que mi vida estaba girando mal, entendí que ya no soy la misma persona que era antes, que ya no me divierten las misma cosas, que ya busco y necesito cosas distintas.
Le llaman madurar o crecer a esto; Yo creo que es vivir, la vida nos va poniendo circunstancias en las que ciertas cosas pierden sentido y otras adquieren uno distinto.
Es bien divertido como en la vida nosotros solos nos vamos enredando, y comenzamos a crear historias que creemos que son verdad y como de repente algo sucede y nos damos cuenta de que ya no estamos en el mismo camino, que ya pensamos diferentes, que ya no vivimos lo mismo.
Nos damos cuenta de como las mismas situaciones ya no causan el efecto que obteníamos antes, esto no ayuda a dejar cosas atrás, pero también nos hace quitarle la importancia a algo que igual y sigue siendo importante pero ya no lo vemos. 
Sin importar lo que sea, creo que lo único que puedo decir es que “que raro es cuando te das cuenta...”