domingo, 10 de julio de 2011

Lo quiero... lo tengo.

Es padrísimo, no?; Señalar algo y con solo eso, tenerlo, es otro mundo;Así es, a esto estoy acostumbrada y supongo que muchos están igual; Lo veo, lo quiero, lo consigo; Sin mayor dificultad, cuando nos dan todo, la vida es muy fácil, llegamos a un punto donde se vuelve aburrida. 
A todos nos gusta que nos cumplan ciertos caprichos, como elegir la película en el cine, o comprarnos zapatos o lo que sea; Pero cuando nos cumplen todo, todo cambia. 
Cuando llegan con algo que no esperas, o te cumplen/compran/dan algo que querías desde hace mucho, lo agradeces y eres feliz por X periodo de tiempo; Cuando esto, se vuelve un acto repetitivo, se vuelve cotidiano, por lo que, dejamos de valorarlo y nos volvemos personas, caprichosas. 
Soy caprichosa, siempre lo he sido, pero me gusta creer que tengo un rango grande de paciencia cuando no consigo lo que quiero, aparte de que aunque no parece, muchas veces me gusta queme digan que no. 
Cuando dejamos de ver las cosas/personas como lo que son, y las comenzamos a ver como caprichos, todo cambia, todo es distinto, porque entonces ya no quieres a la cosa/persona sino que estas encaprichado con que lo quieres y aunque ya no lo quieras en realidad, se vuelve algo que, “tienes que tener”. 
Mas que un gusto se vuelve una extraña obsesión, que puede ser pequeña y no tener grandes repercusiones, hasta volverse algo enfermo. 
Me gusta tener lo que quiero, me gusta conseguirlo, me gusta que no me cueste nada; Pero no me desagrada conseguir algo después de haber hecho cosas para conseguirlo, me gusta creer que puedo tener las cosas por mi, Hay veces que me gusta que me digan que sí, pero no siempre, a veces esta más padre que te digan que no y aún así lo consigas, también esta bien esforzarnos por lo que queremos. 
Así que a veces sí, a veces no, y ni yo me entiendo.