jueves, 19 de abril de 2012

Antes de dormir, hoy pensé en ti.

Me gustaría que supieras tantas cosas y me enoja mucho el no poder decírtelas, lo podría resumir en una frase, pero como siempre hay que explicarte las cosas.
Hay días que me desesperas, me enojas, me aburres, me molestas. 
Pareces niño chiquito, todo preguntas y todo se te tiene que repetir, porque a la primera nunca entiendes, a veces te grito porque no escuchas, te frustras de la nada, crees que te las sabes todas y al escucharte hablar de la vida, yo, con poca experiencia te puedo decir que te falta mucho por aprender, haces tonterías, no piensas las cosas, crees que nada tiene consecuencias. 
Crees que por ser tú puedes hacer lo que se te de la gana y en el mundo no funciona así, te han pasado mil y un cosas que te faltan reflexionar, caes en los mismo errores una y otro y otra vez. 
Te ríes cuando no es chistoso, insistes en hacer cosas que a mi gusto no están bien.
Eres imprudente y no te das cuenta, crees que tienes todo bajo control, y déjame y te digo que las cosas nunca funcionan como esperas. 
Hablamos de cosas sin importancia, a las que tu les quieres dar filosofía.
La quieres hacer de psicólogo y tu eres el que lo necesita. 
Te crees fuerte y no lo eres, crees que sabes como moverte y hacia donde vas, yo te veo y solo corres en círculos. 
Eres viciado, orgulloso, medio nefasto y simplemente no sé porque nos podemos llevar tan bien. 
Pero la verdad a la hora de la hora es por lo que aquí sigo, por ese estrés que me causas, porque me gusta ayudarte y medio encarrilarte hacia donde creo que quieres ir, porque me choca como te vistes, como te ves, como sonríes, como piensas, tu vaga experiencia, tu gran ego que va de la mano con ese orgullo que siempre termina por alejarnos y simplemente YO ya no sé que hacer. 

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